sábado, 7 de mayo de 2011

Museo Picasso de Barcelona


El Museu Picasso de Barcelona abrió sus puertas al público el 9 de marzo de 1963 con unos fondos iniciales formados por la colección de obras de Picasso de los museos de arte de Barcelona y las donaciones de Jaume Sabartés, amigo y secretario de Picasso.
La primera se inicia en el año 1919, cuando Picasso dona "El Arlequín" (1917), a la ciudad de Barcelona. Este óleo es una de las ocho obras del artista presentes en la Exposición de Arte que había organizado el Ayuntamiento de Barcelona, y el origen de una colección que habría de desembocar en uno de los conjuntos picassianos más importantes del mundo.
En 1932, el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Cataluña adquieren la colección Plandiura, uno de los fondos de arte privados más valiosos de Cataluña, que cuenta, entre otras, con 22 obras de Picasso. Con estas y con "El Arlequín", se abre, dos años más tarde, una sala dedicada a Picasso en el Museu dÁrt de Catalunya, que el pintor visitó poco antes de su innaguración.
En los años sucesivos y hasta la apertura del centro, la colección se va incrementando gracias a las donaciones de obra grabada y dibujos de coleccionistas catalanes y adquisiciones del Ayuntamiento de Barcelona.
El año 1957, gracias al interés y las aportaciones de Jaume Sabartés, se empieza a considerar la posibilidad de crear un Museu de Picasso en Barcelona, intensificándose a partir de este momento la relación entre Picasso y la ciudad.
La apertura del Museo impulsa a los coleccionistas a incrementar los fondos del mismo, y el propio Ayuntamiento, estimulado por el Museo, adquiere obras de forma intermitente.
En 1968 fallece, en París, Jaume Saubartés, a quien Picasso rinde homenaje efectuando una importante donación al Museo. En primer lugar se compromete a regalar un ejemplar de toda la obra grabada que produzca desde entonces hasta su muerte. Muchas de estas estampas llevan una dedicatoria a Sabartés. En segundo lugar, dona el retrato azúl de su amigo <<que pintó en el otoño de 1901, en París>> y toda la serie de "Las Meninas" ( 1957), interpretación de la obra de Velázquez. La habitación está formada por 58 óleos, 44 interpretaciones libres de la obra barroca, 9 óleos dedicados a "Los Pichones", 3 paisajes y 2 interpretaciones libres. Es la única serie interpretativa realizada por Picasso reunida po entero en un museo.
En 1970, Picasso efectúa una donación capital que convierte al Museo en el centro picassiano más importante del mundo cuando al periodo de formación del artista. Regala a la ciudad de Barcelona la obra que durante tres generaciones había guardado su familia: la madre, María Picasso López, la hermana, Dolores Ruiz Picasso y los sobrinos, la familia Vilató. Todo ello forma un conjunto de 82 óleos sobre tela, 110 óleos sobre tabla y 21 con otros soportes, 681dibujos pasteles y acuarelas sobre papel, 17 álbumes, 4 libros con dibujos marginales, 1 aguafuerte y 5 objetos diversos.
El recorrido del museo es cronológico; cada sala está dedicada a las obras que realiza en cada viaje que realiza o epoca, como por ejemplo las salas 5 y 6 dedicadas a París ( 1900-1901), o la sala 8 dedicada a la época Azúl (1901-1904).
Como es imposible hablar de todas las obras, os ire explicando las que para mi tienen más relevancia y que más impresión me han causado cronológicamente.
"Retrato de la madre del artista".
En el año 1896, Picasso intensifica su actividad como retratista, concentrándose sobre todo en el entorno familiar. El padre, la madre y la hermana se convierten en modelos habituales del artista novel y en protagonistas de un número importante de pinturas y dibujos en los que se observa el profunzo esfuerzo por captar al ser humano.
Uno de los más bellos es este, dedicado a su madre María Picasso López (1855-1938), con la que guarda gran parecido físico y siempre estuvo muy unido. No tardó mucho tiempo en dar primacia al apellido materno hasta convertirlo en única firma de la mayor parte de sus obras.
Como la mayoría de sus dibujos de juventud, esta obra sigue corrientes de la sensibilidad de la época y las nociones estéticas que le guían a lo largo de estos años de aprendizaje académico. Picasso la realiza antes de emprender su propia reflexión, que le lleva a reconsiderar los valores estéticos establecidos.
La técnica del dibujo, más sutil y corporal qye la de la pintura, le sirve para dar a la figura de la madre una percepción más fogosa y de mayor presteza. Capta el momento en que doña María, de perfil, reposa medio adormilada, con la cabeza ligeramente inclinada hacia adelante y los ojos cerrados. La atmósfera plácida, unida al buen uso de las técnicas del dibujo, sobre todo en los reflejos lumínicos del rostro y en la textura de la ropa de la camisa blanca realzados por trazos de un blanco álgido, hace de este retrato una obra transcendental de los periodos de formacion del joven.

                                              

"Playa de la Barceloneta"
EL ejercicio paisajistico centra una parte importate de la obra de Picasso de los años de formación. El artista está influenciado, en parte por la importancia que había alcanzado el género en el siglo XIX y, en particular, por el interés que este despertó en su Málaga natal con la llegada del pintor valenciano Muñoz Degrain. En el curso del año 1896, el paisaje tiene una importancia capital en su obra, convirtiendose en una práctica habitual y esencial.
En este óleo, el artista aprovecha las vistas del litoral para realizar un magnífico ejercicio de perspectiva. Se sirve del agua al chocar contra la arena de la playa para trazar una diagonal que divide la composición. Aprovecha los dos espacios pictóricos para aplicar en ellos dos estilos artísticos diferentes. El que configura la playa y los elementos que la integran, de marcado realismo, y el que forma el mar y el horizonte marino, de pincelada más emotiva y libre y con una acusada difuminación del fondo.




" La primera Comunión"
En septiembre de 1895 la familia Ruiz-Picasso se instala definitivamente en Barcelona, al obtener el padre una plaza de profesor en la Escuela de Bellas Artes de la Llotja. Pablo prosigue en este centro los estudios iniciados en La Coruña, y los dos años de asistencia al mismo consolidan la formación académica del joven.
Tutelado por el padre, realiza La primera Comunión, una tela de formato mucho más ambicioso que el que trabaja habitualmente, y que le sirve de entrada en el mundo artístico oficial al presentarla a la Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas de Barcelona.
El tema es totalmente convencional: la comunión de su hermana Lola. La niña está arrodillada en el reclinatorio leyendo un misal. Es apadrinada por un señor bastante parecido a su padre, el monaguillo que se encuentra en el prebisterio poniendo un ramo de flores en el altar.
La composición es de factura y cromática totalmente academicistas y está predecida por unos dibujos preparatorios. Todos ellos, así como el conjunto de dibujos y pinturas de tema eclesiástico que realiza en estos momentos, que en su mayor parte se encuentran en este Museo, muestran que el arte religioso es potencialmente provechoso dentro del ambiente artístico en el que se mueve.
                                                     

"Ciencia y Caridad"
En el año 1897, Picasso dispone de su primer taller en la calle de la Plata. Su padre lo alquila para él por unos días para que pueda pintar esta obra, una composición de grandes dimensiones que presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid.
En la inscripción de esta obra aparece como discípulo de Muñoz Degrain, profesor, antiguo compañero y amigo del padre, residente por aquel entonces en la capital del Estado. De este modo se vincula al mundo artístico academicista imperante.
Este óleo puede situarse dentro de la corriente realista. Su título proyecta dos postulados muy en boga a finales del S.XIX: los sentimientos filantrópicos y el interés creciente por la evolución de la ciencia médica, que se concentran ambos en la enferma protagonista de la escena. Este tema, que tiene un antcedente en la etapa de La Coruña, es habitual en algunos artistas consumados de la época como Martínez de la Vega, amigo del padre, o Paternina.
Lo preceden siete esbozos, cinco de los cuales están en nuestro Museo, y diferentes apuntes. La escena transcurre en una humilde alcoba, donde la enferma yace en la cama atendida por un médico presonificado por Jose Picasso. La mujer es una mendiga, que encuentra en la calle mientras pide limosna acompañanada de su hijo, a la que contrata por diez pesetas. El niño está en brazos de una monja que ofrece una taza a la enferma y viste con hábito.
Los personajes y el espacio se estructuran dentro de los rigurosos cánones clásicos y la cromática lleva la impronta de las clases que todavía recibe, pero los tonos violáceos y ocres de algunas zonas de la composición denotan ya cierto viraje hacia un arte que se respira en la Barcelona de la época y que no tarda mucho tiempo en dominar su obra.
Tras el Certamen de madrid, en el que obtiene una mención honorífica, presentó la tela a la Exposición Provincional de Bellas Artes de Málaga, donde le fue otrogada la medalla de oro.



"Retraro del escritor Ramón Reventós"

En febrero de 1900, en la sala de exposiciones de la conocida vecería barcelonesa Els Quatre Gats, Picasso hace su primera exposición individual. Reúne un amplio conjunto de retratos de sis amigos y asiduos a este local. De este modo, intenta hacerse un lugar dentro de este género artístico junto a Ramon Casas, retratista oficial de la burguesía catalana.
El personaje aquí dibujado es Ramon Teventós (1881-1924), uno de los habituales de la popular taberna. Pronto se convierte en uno de los representantes de la literatura de vanguardia del momento. Atraído por el periodismo y dotado de gran sentido del humor, llega a ser colaborador habitual de revistas como "Catalunya Artistica, Pèl & Ploma, Picarol..." Picasso, gran amigo suto, le rendirá homenaje años más tarde, en 1947, grabando las dos series de ilustraciones de los cuentos "El centaure picador" y " El Capvespre d´un faune".
Picasso dibuja el retrato de su amigo Reventós probablemente entre finales de 1899 y el mes de enero de 1900. El trazo seguro, suelto, sin vacilaciones ni dudas, vuelve a demostrar el dominio de la técnica que el joven había alcanzado y, también, el conocimiento de artistas como Toulouse -Lautrec y Steilen.




"EL final del número"

Desde muy pronto, Picasso se siente cautivo por el espectáculo general. Un mundo fascinante lleno de estímulos visuales, retos y un caudal inagotable de inspiración  que le ofrece un rico potencial temático e iconocgráfico.
En el año 1901, en París, Picasso está más deslumbradoque nunca por el mundo de la fiesta y la diversión y se deja seducir por la bohemia, los cabarets y la decadencia de los placeres de la Belle époque.
En esta obra, capta a la vedette, seguramente Yvette Gilbert, mientras saluda sonriente al terminar su actuación en el Olympia. El actor actuando o saludando en el escenario ha sido y es un tema habitual en el mundo de las artes plásticas. Picasso, no obstante, se aleja de la tradición que representan los pintores como Watteau, Delacroix o Degas, en la que prevalecen aspectos emotivos, pictóricos, poéticos y simbólicos, para acercarse más a pintores como Daumier y, sobre todo, Toulusse-Lautrec, si bien es más osado que ellos.
En gran parte, ha heredado el gusto por lo espontáneo y por los temas nocturnos de este artista, cuya mirada a menudo desconsiderada le fascina. Años más tarde, Picasso afirmará: "Es en París donde me dí cuenta del gran pintor que era Toulousse-Lautrec". Manifiesta su admiraciñon por el artista francés en algunas obras como ésta, mediante la aplicación de colores lisos y planos y el arabesco en la línea que contornea la figura de manera clara y con gran poder de síntesis y, sobre todo, con un airoso juego de muñeca. EL pintor de Albi había manifestado en alguna ocasión que el modelo está siempre disecado, mientras sus mujeres viven. Picasso, al igual que su predecesor, presenta a la vedette en plena actividad al captar el instante de forma sublime.

                                                   



"La mujer del mechón de cabello"

EN enero de 1903, Picasso regresa a Barcelona instalándose en el taller que su amigo Ángel Fernandez de Soto tiene alquilado en la calle Riera de Sant Joan, 17, el mismo que ha compartido tres años antes con Carles Casagemas.
Es muy posible que llegara a tiempo para ver la exposición colectiva de la sala Parés en ña que se muestran obras de Isidre Nonell, el pintor catalán que mejor mostró el mundo de la marginación, sobre todo personalizada en las gitanas de los barrios periféricos de la Barcelona de principios de siglo.
A veces, los personajes picassianos, como la mujer que vemos en este dibujo, no representan una denuncia de la injusticia social que existe en el mundo, y dan tan solo una visión de los protagonistas de los estratos marginados, con un sentido casi poético.
Saca a la muchacha de su hábitat situándola, como hemos visto en otras figuras, en un marco neutro. Una vez más, sumerge al personaje en el decorado vació de la miseria que tiñe de azúl. Se desprende un efecto narcotizante con la ubicuidad de este color que impregna el fondo e invade, también, su busto, y que puede enlazarse perfectamente con los retratos de gitanas que realizaba Nonell. La figura está silueteada con pastel negro, dándole así mayor relieve. El rostro es impávido, sereno y conformista. Los ojos, grandes y negros carecen de vivacidad y la mirada perdida en el horizonte, refleja la indiferencia de quien nada tiene y ya no le queda ninguna esperanza.


"Mujer con Mantilla"

La riqueza estilística y la cuidada técnica son los rasgos fundamentales del espléndido retrato de la compañera del pintor malagueño Rafaél Martínez Padilla (1878-1958). Este artista es uno de los componentes del grupo de amigos que rinden homenaje a Picasso, junto con los artístas Maeztu y Iturrino, en las Galerías Layetanas durante su estancia en Barcelona en 1917. El óleo tambie´n es conocido popularmente como La salchichona, debido a la dificultad que tenía la muchacha, de origen francés, para pronunciar la palabra salchichón.
La serenidad y belleza de la modelo la aporximan al retrato de la señora Canals del año 1906. La composición es elegante y rigurosa, si bien la obra está inacabada, algo que el artista repite en otras ocasiones. SU factura clásica lo acerca a Ingres, y  el método pictórico al puntillismo llevado a cabo por Seurat y Signac al replantearse el impresionismo en términos científicos.
La aplicación metódica de colores putos, efectuaba con pequeñas pinceladas que se mezclan y complementan en la retina del espectador, y la pureza de la línea que determina el bello rostro de la mujer, junto con el trazo espontáneo y a, la vez, firme que configura el cuerpo, la peineta y la mantilla, hacen de la composición una obra de gran vistuosismo.
Este Óleo es muy parecido al que presentó el propio Martínez Padilla en la Exposición de Arte de 1919, en Barcelona, con el título "La Mantilla".



No hay comentarios:

Publicar un comentario