martes, 29 de marzo de 2011

Bramante. Arnaldo Bruschi


                             


Según la obra de Vasari  “ Las vidas de los mejores arquitectos, escultores y pintores Italianos”, el protagonista de nuestra lectura nació en el 1444 y murió con 70 años, concretamente dos años antes de la muerte de Brunelleschi (Primer revolucionario de la arquitectura Renacentista).
Para Vasari su contemporáneo Bramante será un gran ejemplo para los arquitectos posteriores, como lo fue Brunelleschi para Donato.

Los orígenes de Donato Bramante se encuentran en un pueblecito de Urbino; de familia pobre que se dedicaban a la agricultura. Esta época sin duda importantísima para Donato dejó huella a lo largo de todas sus obras y progresión, ya que en ellas se aprecia una gran concreción y detallismo real, que es apreciado en todas sus obras, tanto pintura, poemas u obras arquitectónicas.
Se formará en su pueblo natal, Urbino de la ,mano de Fray Bartolomeo della Corradina, pintor y arquitecto y de Piero de la Francesca. Y aquí hay que hacer una pequeña atención, ya que es sumamente importante esta ciudad en el Quatrocento y señalas que Urbino fue el centro del humanismo “matemático, de la cultura de la perspectiva”. Sin duda constituye uno de los componentes fundamentales en la ejecución de sus obras hasta sus últimos años. Todo este proliferamiento de Urbino, fue acompañado y compulsado gracias a los intercambios con otros centros de la cultura humanistica con ciudades claves como Firenze, Siena, Rímini, Milán etc…
Si avanzamos en la visión de sus obras apreciamos que la enseñanza que obtuvo Donato debió de recibir estímulos inolvidables no sólo de su posible actividad en los talleres del Palacio Ducal, de el duque Federico (donde impartían clases a los jóvenes aprendices), sino también de su contacto con los literatos, artistas y hombres de cultura, para los que la corte de el duque constituía un punto de referencia.

Con todas estas enseñanzas Bramante se hará “investigador de muchas buenas artes”, receptivo y curioso experimentador de sugerencias variables y contradictorias; como nos reconoce Vasari.
De estos frutos “matematicos y perspectivos”; hay que decir que del humanismo de Urbino no son propiamente arquitecturas, espacios reales construidos, sino pinturas, representaciones arquitectónicos. De esta Forma se exalta siempre la arquitectura como protagonista de la representación y como generadora de espacios perspectivos rigurosamente organizados. Como sucede en la Capilla Mayor de la Iglesia vieja de “Santa María delle Grazie”.
La cultura de Urbino y papua están en la base de la formación de Donato, tal y como la representa Mantenga.

En 1477, Bramante comienza los frescos de la fachada del “Palacio del Podestá” de Bérgamo, esta es reconocida como su primera obra famosa, en la que ya contaba con 33 años. En Bérgamo, Bramante muestra todavía estrechísimos vínculos con el mundo de Urbino.
Depués de Urbino Bramante se traslada a Lombardía, pero según Vasarí en medio de este viaje, Bramante se traslada a Milán para ver la construcción del Duomo, y es allí al obsrvas esta gran obra Gótica, cuando Bramante se decide del todo de se arquitecto. Durante los 20 años que pasará en Lombardía tras marcharse de Bérgamo, Bramante dibujará, modelos de arquitectura en perspectiva, tanto exteriores como interiores.
Durante los años 1480 y 1499, bajo el gobierno de Ludovico, Milán será una de las ciudades más grandes y ricas de Europa. Y aquí interviene Bramante, junto a Leonardo en cuanto a la renovación artística producidas durante los años 1481 y 1482.
La formación de Bramante es realmente envidiable; ya que gozó de las enseñanzas de Mantenga y Alberti en cuanto al culto de la Antigüedad. Con la llegada de Ludovico, Bramante siente curiosidad por el mundo Bizantino y Carolingio y esto hace que para Bramante sean experiencias fundamentales, que repercutirá posteriormente en Roma.

Los comienzos de Bramante en Milán, se ven reflejados en una estampa, conocida como “El grabado de Prevedari”, que constituye la representación en perspectiva de un proyecto arquitectónico. Se trataba de un edificio con una cúpula en el centro de cuatro brazos en cruz, resaltados en altura e inscriptos en un perímetro cuadrado; será un tema que desde la estancia de Bramante en Milán hasta Roma, le apasionará durante toda su vida.

En el Quatrocento artístico Florentino, la arquitectura realizada por Brunelleschi, es el fruto de una actividad económica, cultural y social óptima. En cambio a partir de los años 1465 en adelante, que es cuando se calcula el inicio de la actividad laboral de Bramante, se sabe que comienza a haber un declive que desemboca en una profunda crisis, la primera que se conoce en la cultura del Renacimiento. En este momento comienza el “despertar”, o mejor dicho el renacer de Roma. La antigua Capital a todos los niveles más importante, había perdido su protagonismo y fue ensombrecida en el Quatrocento por Florencia. Pero en esta nueva etapa resurgirán y volverá a ser el centro de Italia y Europa. Allí nacerá lo que se conoce como “La grande Manieria”, y Bramante está considerado como uno de sus fundadores de esta revolución. Aunque esto no hubiese sido Factible  sin Julio II, su mecenas. Este encomendador de obras hace que Bramante reconstruya la grandeza de la antigua Roma, con su arquitectura.
La gran ciudad que se está creando, para la comunidad Papal, es una de las magnificas obras de toda la Historia del Arte, y gran parte de su éxito se lo debemos a Bramante; que realizó la fuente de la plaza, la basílica de San Pedro del Vaticano, la reconstrucción de los Palacios Vaticanos, El Belvedere, etc.. Un proyecto que terminó con su vida.
Con esta nueva capital, este nuevo siglo y estos dos personajes importantísimos la historia del Renacimiento cambiará, gracias a los sueños de “Fortuna”, que tienen JulioII y Bramante, que en síntesis son las mismas que tenía Brunelleschi en su época.

Alberti, fue en cierta medida el único que comprendió y recogió las obras Brunelleschianas, a pesar de también basarse en la solución  que ofrecía Vitruvio, sobre el problema de la relación entre la estructura y el diseño, que había interpretado Brunelleschi. Pero no podemos olvidarnos de que Alberti es el máximo iniciador, junto a Brunelleschi, Ghiberti, Donatello y Michelozzo, de un Fenómeno policéntrico, la creación de un dialecto.
Por consiguiente Bramante al ser un artista posterior a todos estos grandes avances, se forma con ellos, y si a esto le unimos las nuevas tendencias arquitectónicas que surgen en el momento nos encontramos con una explosión renovadora que desarolla Bramante en sus propias obras, siempre y cuando dejemos a un lado a Francesco di Giorgio Martín y Giuliano da Sangallo; de mitad del Quatrocento principios del Cinquecento.

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